-Oiga, ¿aquí es lo de la vacuna de la ‘influencia’? Escuché decir a un señor en la Policlínica en San Francisco, frente a una fila de diez personas.

Yo que estaba en ese centro médico acompañando a mi papa a una cita médica, puse mucho cuidado a su pregunta porque también andaba en busca de esa vacuna. Aunque el señor cambió influenza por influencia, todo el mundo le entendió. Aquí les voy a contar que él no andaba tan alejado de la realidad -ahora les explico- y a mí me hizo pensar que una vacuna de ese tipo sería buena. Sí, una vacuna para influenciar.

Como sería bueno poder influenciar en las personas que tenemos alrededor sin tanto esfuerzo. A veces tenemos buenas ideas, buenos consejos, pero no logramos contagiar con nuestra sabiduría y/o entusiasmo (será que es muy poquito) a otros. Y esos otros son amigos, hijos, jefes.

Pero también sería bueno tener una vacuna contra la mala influencia de personas que nos quieren distraer de nuestros verdaderos propósitos de vida o que quieren convencernos de comprar cosas, hacer cosas o vivir de una manera que realmente no es congruente con nosotros.

Algunos de ustedes pensarán que para eso la vacuna es el sentido común (recuerden que es el menos común) y ser fiel a uno mismo. Qué va, no siempre es fácil.

Volviendo a la enfermedad, aquí en Panamá antes no hablábamos de influenza, pero sí de rompehueso. Con tanta variación de las enfermedades no sé si será lo mismo. Aquella rompehueso de mi infancia era algo así como el papá de los resfriados que te tumbaba de verdad.

Me refiero a que antes los niños ibamos resfriados a la escuela. ¡Sacrilegio! Pero, así era. Nunca recuerdo que mi mamá nos dejara en casa por unos cuantos mocos, tos o estornudos. Para eso ibas a la escuela con un pañuelo de tela, que era imprescindible. Ya tener fiebre, era otra cosa.

Pero me temo que hoy los virus respiratorios son peores. Lo recomendable es no salir si estás contagiado. Por eso cada año anhelamos la llegada de la vacuna de la influenza y su nombre viene justo de influenciar. En el siglo XV, una epidemia en Italia fue atribuida a la “influencia” de los astros. La palabra “influenza” deriva del latín “influentia”, que significa “flujo” o “influencia”. Se pensaba que la posición de los planetas y las estrellas influía en la salud de las personas, y de allí el nombre de “influenza”.

Esta semana el Ministerio de Salud anunció la llegada a Panamá de 1 millón 364,300 de dosis de vacunas contra la influenza. Es un tema serio. Al momento de escribir esta nota ocho personas habían fallecido por influenza. Las personas con enfermedades crónicas como la hipertensión, padecimiento renal, las personas de la tercera edad y los niños menores de 5 años son los más vulnerables.

Aquel día en la Policlínica oí decir a la enfermera que ya había puedo 80 vacunas en una mañana. Le dolía la espalda. Les cuento que tuve la suerte de ser la antepenúltima en recibir la puyada y con ello la inmunización.

* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.

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