Solicitar los servicios de un asesor financiero puede ser un proceso intimidante, ya que implica el desarrollo de una relación con una persona ajena, con la cual debemos ser muy claros y honestos.

Su rol es muy parecido al de un abogado o sacerdote, pues escuchará información muy personal. Algunos clientes exigen un acuerdo escrito de confidencialidad que debe discutirse abiertamente.

De acuerdo a mi experiencia, los clientes que llegan a un asesor proceden de diversas fuentes: por referencia de otros profesionales (abogados, psicólogos, banqueros etc.); por consejo de un amigo que ya recibió asesoría financiera y obtuvo resultados positivos; porque el asesor es conocido por participar en conferencias y seminarios, o como es mi caso, porque escribo en la revista Ellas.

El especialista que usted elija debe trabajar para y por el cliente. Jamás para un banco u otra entidad financiera, ya que entonces sería un agente vendedor.

Este profesional debe tener habilidades de comunicación e inspirar confianza. Tiene que brindarle referencias profesionales y personales si usted se las solicita.

Siempre pregunte cuánto piensa cobrarle por cuántas sesiones y la duración de las mismas. Insista en una garantía de confidencialidad y por supuesto indague sobre las calificaciones técnicas sobre finanzas básicas, banca y algunos aspectos legales y fiscales que debe manejar su asesor. Usted no tiene que saber todo, pero sí tener una idea básica de dichos temas o contar con asesoría.

Esta persona debe estar en capacidad de reconocer sus limitaciones en algunos temas y ser muy ética y seria en sus sugerencias.

Prepárese para buscar y hacer preguntas. Usted tiene que sentirse cómoda y poder confiar. Lleve un listado de preguntas. Es como cuando visita a su médico. De parte del asesor, la asesoría comienza con las preguntas clásicas relativas a las expectativas de su cliente, su actual situación financiera, familiar y emocional, pues tener dinero o no tiene implicaciones en todos estos ámbitos.

El asesor financiero debe permitir hablar a su cliente y escucharle con respeto. Este experto parte de la premisa de que la persona genera ingresos, pero que lo puede hacer mejor, administrando óptimamente su flujo de caja personal o familiar, identificando prioridades en cuanto a ahorro, inversiones, manejo de las deudas, seguros, pero que tendrá que cambiar su forma de pensar, actuar y tomar decisiones considerando el tiempo, su situación actual, edad y expectativas.

Realizado el diagnóstico, y comunicado con claridad, el asesor le sugerirá varios cursos de acción. El asesor debe decirle que estará a su disposición si lo requiere.