La Organización Internacional del Trabajo define informalidad laboral como todo empleo remunerado, tanto autoempleo como empleo asalariado, que no está registrado, regulado o protegido por marcos legales, también se incluye el trabajo no remunerado llevado a cabo en una empresa.

El empleo informal en Panamá pasó en los últimos siete años de 36.9% a 43.6%, quiere decir que hay 679 mil 166 ciudadanos panameños en trabajos informales, según un artículo del diario La Prensa escrito por el licenciado Roger Durán, analista del Centro Nacional de Competitividad.

Esto representa un número importante de ciudadanos con ingresos muy irregulares y sin otras ventajas legales y económicas.

Siempre me ha llamado la atención el hecho de que tanto el Estado como organizaciones privadas y otras recomiendan el emprendimiento.

La informalidad es una tendencia que crece. Cada vez que usted se toma un café en una fonda o compra un dulce en la calle, le está comprando a un informal que no tiene un sueldo fijo, mucho menos tiene prestaciones sociales y que algunas veces es perseguido por las autoridades por invadir el espacio público.

No es fácil ser formal. Pagar servicios públicos, impuestos, el contador —si lo puede contratar— que revisa los ingresos y deudas, alquiler del local o quiosco (si no es propio) y quizás hasta prestaciones sociales a sus empleados, si es que llegan a tenerlos. Al trabajador informal nadie le paga horas extras, remuneración o incrementos de salario y si quiere adherirse al Seguro Social la cuota a pagar -21%- es más del doble que la de un empleado formal.

Los negocios informales gozan de algunas ventajas: soy mi propio jefe y trabajo cuando quiero, no pagan impuestos y se pueden ubicar en cualquier lugar o zona.

Las desventajas pueden ser: soy perseguido por las autoridades locales por invasión al espacio público, me pueden decomisar la mercancía y hasta me pueden llevar el quiosco o mi carrito. Si se enferma no va a recibir ningún tipo de subsidio por incapacidad. También deberá sortear las variables de clima y la inseguridad o mafias que representa el trabajo en la calle.

En sí, un negocio informal puede resultar una buena alternativa de generación de ingresos para las personas que quieren extender su alcance profesional, que se encuentran desempleadas o que necesitan un ingreso extra. Lo ideal es que con el tiempo consideren ahorrar algo cada día o mes, se eduquen más en administración, para hacer que su negocio crezca, y no solo para que obtengan más ganancias, sino también para aportar a la economía general del país.