Estamos en el mes en que se venden emociones, sensaciones y experiencias, pues la Navidad es una época que tradicionalmente brinda los mejores momentos del año para reunir familias y amigos, para compartir ilusiones y enviar mensajes de felicitación y cariño a las personas que queremos, para pensar en reencuentros y en regalos tanto para niños como para adultos.

También, para muchos, es una época de melancolía, tristeza, depresión, nostalgia. La publicidad que desde octubre nos bombardea, la tradición personal o familiar, la presión social, un sentimiento de agradecimiento o de culpa, la amistad, el sentimiento de grupo o un calculado gesto con expectativas futuras son acciones ligadas indisolublemente a emociones. Se nos sugiere hacer feliz a los niños, a pensar en la familia, los amigos e incluso en los que ya partieron, y todo esto tiene su mejor expresión en muestras físicas de cariño y aprecio, meditación y recogimiento.

Las decisiones económicas a tomar en este mes tendrán repercusiones a corto y mediano plazo. ¿Cuánto dinero tiene o tendrá a finales de diciembre o inicios de enero? ¿Cuánta deuda nueva ha acumulado en este mes y cuándo y cuánto tendrá que pagar? Esto es algo que debe calcular muy bien para no empezar 2019 con apuros financieros.

Aclaro que para nada me mueve el deseo de impedir verle feliz, satisfecho al ver los rostros de alegría de sus seres queridos por los regalos y gestos que les dispensó. Me mueve el deseo de recordarle que sus recursos son limitados y que le conviene controlarse y no confundir gastos imprudentes con cariño, amor, aprecio.

Sea feliz, regale, regálese, sin perder de vista el control de sus emociones y su dinero. El gasto y las compras se vuelven aún más emocionales de lo común; descapitalizarse o iniciar una gran espiral de deudas puede fulminar sus finanzas muy fácilmente en estas fechas.

Trate de promover las relaciones familiares, con amigos y compañeros de trabajo, pero desde un punto de vista interpersonal y no material. El afecto es el mejor de los regalos. Un detalle elaborado por usted, un pastel, unas galletas, una carta de agradecimiento, una foto o simplemente un mensaje con mucho cariño puede sustituir regalos costosos; no es necesario que se endeude para comprar el afecto de las demás personas.

Usted puede hacer regalos originales, hacer feliz a sus amigos con una excelente comida en casa, con pequeños presentes hechos por usted o sus hijos, con una llamada a un familiar en el extranjero o una invitación a compartir la apertura de regalos, tomarse un traguito en su casa o en la de amigos. Navidad y Año Nuevo son mucho más que intercambiar regalos o dinero.

Utilizar el crédito con responsabilidad y mesura, formularnos una meta para liquidar deudas en plazos menores a los acordados puede brindarnos emociones positivas. Cuide que sus deudas no lo ahorquen; practique el consumo responsable.

No pierda de vista el ahorro en esta época, pues todas las compras son en su mayoría acciones ligadas a emociones. Si en vez de gastar su dinero lo guarda, verá que algunos de sus deseos resultaron ser caprichos.

Lo más importante es que disfrute de esta época con familia, amigos, compañeros de trabajo, etc., en un ambiente de paz y tranquilidad, sin comprometer de más sus finanzas personales.