En las finanzas dos conceptos básicos tienen un impacto sobre nuestro bienestar financiero: liquidez y solvencia.

La liquidez, casi siempre, es el principal motivo de preocupación y significa tener dinero en efectivo a mano o bienes que en breve pudieran transformarse en efectivo. Sin “cash” o sus equivalentes (tarjeta de crédito, débito, objetos vendibles rápidamente), no es posible funcionar a cabalidad en nuestra actual sociedad.

La solvencia significa que tengo más bienes o activos que deudas y por tanto podría cubrir, si me dan tiempo, mis compromisos. La regla básica es que yo tenga dos dólares por cada día de deuda. Si no es el caso, contablemente, estoy quebrado. Se puede tener liquidez, pero no solvencia y no pasa nada; pero si no tengo solvencia puede que tampoco cuente con liquidez.

Gastos hormiga

Los gastos hormiga inciden en nuestra liquidez. Son pequeñas compras que se hacen a diario. Sumadas pasan a ser grandes fugas que merman la liquidez y a largo plazo afectan la solvencia.

La compra de refrescos, botellas de agua, el billete de lotería, chicles o el comer afuera con los amigos están en esta lista. Estos gastos pueden consumir entre el 10% y el 15% de sus ingresos mensuales.

Para disminuir estas pequeñas compras es recomendable tomar algunas acciones.1. Analice los pequeños gastos que realiza en el día.2. Regístrelos en un presupuesto semanal.3. Monitoree sus gastos desde los más pequeños hasta los más costosos.4. Disminuya las compras por impulso o caprichos.5. Lleve con usted solo el efectivo necesario.6. No se junte con gente gastadora o que no cree en ahorrar.7. Evite el uso de tarjetas de crédito.

Les recomiendo la app Gastos diarios 2, que puede descargar en PlayStore en Android, así como en la internet. Con ellos adquirimos disciplina anotando los gastos diarios y dándoles seguimiento semanal.

El buen uso del dinero es una manera de ser responsable con nosotros, con la familia y la sociedad. Un consumo consciente y responsable conduce al ahorro. De lo contrario, afectamos nuestra realidad financiera y nos obligamos a incurrir en deudas eternas y costosas amén de la necesidad de desprendernos de activos valiosos que a la larga afectarán nuestra solvencia.