Desde tiempos inmemoriales la figura de la suegra ha sido objeto de burlas, chistes, críticas y, en general, comentarios peyorativos. No faltó quien la llamó bruja, metiche, controladora y quién sabe qué otros adjetivos muy distantes de ser halagüeños. Un somero análisis de esta relación, a todas luces necesaria para quienes optan por unir sus vidas y formar una familia, nos permite ver que más frecuentemente las burlas a la suegra surgen de los yernos, pero las relaciones problemáticas suelen ser entre suegra y nuera.

Las parejas deben aspirar a que la relación con los suegros (no debemos olvidar al padre del cónyuge que también existe) sea lo más amable posible.

Las razones para esto son muchas y sería difícil enumerarlas, pues cada relación dependerá de los personajes que la entablen, y siendo cada uno distinto a otro las combinaciones son infinitas. Lo cierto es que cuando un hombre o una mujer se casa, el paquete viene completo y hay que buscar la mejor manera de administrarlo.

Además, hoy en día no faltan las familias en que hay varios de cada uno. Segundos y terceros matrimonios traen con ellos más familia política. Idealmente, las parejas deben aspirar a que la relación con los suegros (no debemos olvidar al padre del cónyuge que también existe) sea lo más amable posible.

La pregunta que surge es: ¿A quién corresponde promover una buena relación? Pues a todos los involucrados. Todos serán más felices si se lleva la fiesta en paz. Aunque en esta pieza las referencias se dirijan más específicamente a suegra y nuera, es importante aclarar que lo mismo aplica para yernos, suegros y demás.

Asignando responsabilidades

Antes que nada, conviene entender que estamos frente a una calle de dos vías. Lo mismo que se manda en una dirección regresará hacia quien lo envió. Así pues, si la esposa del hijo es amable y respetuosa con la madre del susodicho, lo más probable es que ella lo será también.

Lógico sería que la nuera diera a la suegra cierto grado de sabiduría para colocarse en una posición no solo deseada, sino envidiable. Una suegra sensata será querida, respetada y bienvenida siempre en el hogar de sus hijos. Aquellas que rehúsan aceptar que sus hijos son ahora parte de “otra” familia, no llevan la más mínima oportunidad de participar con ellos de esta nueva vida.

Entre más temprano una madre empiece a prepararse para la partida de sus hijos, mejor suegra llegará a ser. Es una educación que empieza el día que los hijos nacen, no el día que se casan. Y si los muchachos se han educado adecuadamente para la vida, no deben tener problema alguno descifrando los misterios que esta presenta y es momento oportuno para que los padres puedan disfrutar de otra luna de miel. ¡Aprovechen!

Pero como ya se ha dicho, en una relación hay más de un individuo y a todos les corresponde hacer su parte. Es lógico que en este mundo tan cambiante haya muchas cosas que los hijos quieran hacer diferente a como las hicieron sus padres; sin embargo, estas diferencias no tienen por qué generar la tercera guerra mundial.

Basta con indicar a los padres -de uno y otro- qué y cómo quieren que se manejen los asuntos familiares. Si los niños tienen prohibido ver televisión antes de las 7 de la noche, por amor a Dios, no los planten frente al aparato desde las 10 de la mañana, pues el próximo fin de semana no se los prestan.

Suegra vs nuera, la eterna batalla

Suegra vs nuera, la eterna batalla

La magia de abrir la puerta

Sin sacrificar la privacidad de un hogar, es posible permitir a los suegros sentirse partícipes de la vida de los hijos una vez que estos se establecen en territorio propio.

Aquí entra en juego la destreza de la nuera. Generalmente, es a ella a quien se culpa de no abrir canales de comunicación y las suegras viven frustradas, pues se matan por dar su opinión. A fin de cuentas, son sus hijos.

Una técnica muy efectiva en este sentido es “pedir opinión en asuntos de menor importancia”. Veamos un ejemplo. La pareja está buscando casa nueva, a todas luces una decisión muy personal. La suegra se está mordiendo la lengua por opinar.

Bien, manténgala informada. Cuéntele las propiedades que ha visto y una cosita de cada una. No tiene que entrar en detalles de costo ni de cómo piensan hacer frente a la hipoteca. Solo la llaman y le dicen: “Suegrita, fíjate que vimos una casa en la Conchinchina que está bella, pero no sé… creo que está un poco lejos”. Ella algo contestará y usted escucha pacientemente su opinión.

No la refute, no la complemente, sencillamente quédese en los “ejems y ajás”.

En este escenario, el punto clave es que la nuera/yerno fue quien hizo la llamada, fue quien abrió la puerta. Y si la suegra pregunta algo de dinero, se puede evadir cambiando el tema. Contarle cómo acomodará a los hijos en una u otra propiedad siempre funciona. Nieto mata hipoteca.

Hay, por supuesto, temas mucho menos importantes que contribuyen a generar esa imagen de buena comunicación y se puede empezar por esos. Llame a la suegra y pregúntele si le pone o no petit pois al arroz con pollo; o mejor aún, si los omitió porque su esposo le dijo que los odia (y que su mamá siempre se los ponía) y ella le comenta algo al respecto, usted le contesta. “Ay sí, debí llamarte”.

La importancia de los defensores de oficio

Ha quedado claro que el matrimonio o cualquier tipo de unión conduce a la formación de un nuevo núcleo familiar. En el mismo son los cónyuges los responsables de cuidarse el uno al otro. Y si ese cuidado implica defender a la pareja de los “ataques” de los padres, pues hay que hacerlo. Ante las críticas venenosas hacia uno de los cónyuges el otro debe exigir respeto.

“Suegrita, fíjate que vimos una casa en la Conchinchina que está bella, pero no sé… creo que está un poco lejos”. Ella algo contestará y usted escucha pacientemente su opinión. No la refute, no la complemente, sencillamente quédese en los “ejems y ajás”.

“Mamá, no me gusta que hables así de Margarita”. Con una frase asertiva y directa basta. No se requiere una discusión. Ayuda más aun que ese cónyuge que ha sido atacado sienta que tiene el respaldo de su pareja. Dígaselo.

El refranero dice que “Hoy por ti y mañana por mí”, pues cada vez que tenga ganas de apalear a la suegra, recuerde que en menos tiempo del que tiene contemplado usted estará ocupando su lugar y que le gustaría seguir siendo parte de la vida de sus hijos. Vaya entonces practicando el arte de la convivencia pacífica desde el día uno. Cuando le llegue su hora será una experta.

6 errores más comunes de la suegra

• No aceptar que sus hijos son adultos y capaces de tomar sus propias decisiones.

• Insistir en que todo en casa de sus hijos se maneje como se hace en la propia.

• Tratar de imponer sus criterios en temas sensitivos como la crianza de los hijos o el manejo del dinero. La educación de los hijos corresponde a sus padres.

• Criticar a las nueras/yernos frente a ellos o a sus nietos. Este es de los peores. Los niños son excelentes “lleva y trae”.

• Defender a sus hijos aun cuando no tengan la razón.

• Llegar a casa de sus hijos sin avisar y dar órdenes.

5 errores más comunes de la nuera

• Ser excesivamente posesiva con su cónyuge.

• Cerrar la puerta a la familia política.

• Criticar abiertamente a los familiares políticos.

• No dejar que los abuelos participen en la vida de los nietos. ¡Ojo, que esto no tiene que ver con la educación!

• Pedirle ayuda a la suegra y luego criticarla.