El 90% de mis capacitaciones y talleres eran presenciales. Todo eso cambió en un abrir y cerrar de ojos, porque actualmente son 100% digital.

Al final de cada año, hago un recuento de cómo me fue, visualizo mis intenciones y metas para el año nuevo, y le pongo un nombre. El año 2019 se llamó “Poderoso”, y vaya que lo fue. Dicté más capacitaciones en el extranjero que en Panamá, o sea que estuve trabajando más fuera que dentro del país. En diciembre de 2019 di un giro a lo que quería lograr durante el año 2020, por lo que lo nombré: “Generosidad y Abundancia”.

En enero, ya tenía el cronograma de capacitaciones del primer trimestre listo y había coordinado las actividades de responsabilidad social. Todo pintaba bien para Dynamite Training, dictaba capacitaciones casi todos los días de la semana, creaba temas nuevos y realizaba talleres de trabajo en equipo casi todos los sábados. Tuve la oportunidad de dictar varios talleres de índole social, en Colón y en Ciudad de Panamá. Todo iba viento en popa.

En marzo, comenzaban los viajes de capacitación a cinco países y siete ciudades, pero nada de eso sucedió. Comenzó la cuarentena y vi como todo mi plan de entrenamientos de marzo, abril y parte de mayo, cambiaba por completo.

Mi última reunión presencial fue el lunes 16 de marzo en la mañana, y desde ahí comenzó mi cuarentena. Los primeros días fueron de adaptación (curva del cambio), cambios y muuuuuucho aprendizaje. Me comuniqué con todos mis clientes para saber cómo podría colaborar y apoyar, y paralelamente, adaptaba los talleres presenciales a formatos online, con los temas que para ellos eran relevantes en estos momentos.

En cuanto a los talleres virtuales en vivo -no webinars-, siempre tuve claro que debían ser dinámicos, participativos y con ejercicios en donde hubiese interacción y conexión humana, a pesar de estar cada uno en su computador. En este punto quiero hacer énfasis que no es lo mismo un taller virtual en vivo a un webinar. Los talleres virtuales en vivo son informativos, pero enriquecidos con experiencia vivencial, actividades enriquecedoras y mucha conexión entre los participantes.

Con agilidad lo logré, obteniendo como resultado la creación de temas nuevos, y le di un giro de 180 grados a los talleres presenciales, adaptándolos a un tiempo máximo de una hora. Y sigo con la búsqueda continua de lograr más interacción entre los participantes para romper el molde y garantizar el sello que siempre ha caracterizado a mi negocio.

Si hay algo que me ha enseñado esta pandemia, es que nunca debemos acomodarnos, que siempre debemos actualizarnos y salir por cuenta propia, de forma constante, de nuestra zona de confort.

¿Qué he aprendido en esta montaña rusa de cambios y adaptaciones continuas?

Más empatía y menos ego; más comunicación y menos silencio; más conciencia y menos trabajo controlado; poner de primero al aprendizaje sobre eficiencia impuesta. La prioridad son las personas no los procesos y las herramientas.

 

* El autor es CEO y coach de Dynamite Training and Consulting. Su cuenta de Instagram es @dynamitetraining.