El triunfo de Miss México, Fátima Bosch, en el certamen de Miss Universo celebrado el 21 de noviembre en Tailandia (siendo la noche del jueves 20 de noviembre en este continente), ha generado un debate que trasciende el resultado final.

Su victoria revive una interrogante que comenzó dos semanas antes de la gala: ¿había ganado Fátima la corona desde el día del incidente con Nawat Itsaragrisil?

A inicios del concurso, la controversia estalló cuando Nawat, director nacional de Miss Universo Tailandia, emitió comentarios públicos sobre Fátima que fueron ampliamente cuestionados. En ese momento, la concursante mexicana respondió con serenidad y claridad, sin caer en confrontación. La manera en que enfrentó el episodio la posicionó inmediatamente entre las favoritas del público internacional. No fueron los ataques ni la victimización lo que fortalecieron su imagen, sino su capacidad de mantener la compostura y responder como se espera de una figura pública (sobre todo de una reina de Miss Universo).

Desde ese día, muchos seguidores consideraron que la concursante mexicana había demostrado cualidades suficientes para alzarse con la corona. Sin embargo, el certamen continuó. Durante las dos semanas siguientes, más de 120 concursantes asistieron a compromisos, desafíos, entrevistas y presentaciones que tradicionalmente influyen en la construcción del cuadro de finalistas. En ese período, delegadas como Costa de Marfil, Olivia Yacé, incrementaron su visibilidad y apoyo, ubicándose consistentemente en los listados no oficiales como una de las principales aspirantes. Su desempeño constante y su respuesta durante la ronda final de preguntas la consolidaron como una contendiente sólida hasta el último momento.

Frente a este escenario, surge una reflexión: si Fátima ya era percibida como la ganadora desde el día del incidente, ¿para qué continuar con una competencia de diez días en la que el resto de las participantes debía esforzarse por destacar? ¿Qué posibilidades tenían el resto de las chicas para modificar esa percepción?

La discusión no gira únicamente en torno a si Miss México merecía o no la corona, sino sobre cómo el desempeño de las concursantes parece quedar sin efecto luego del incidente viral.