La primera vez que escuché hablar de Islandia fue en una clase de geografía en la escuela. Sonaba a un témpano de hielo flotando en el Atlántico Norte, un sitio remoto y foráneo. Teníamos que aprendernos los países y sus capitales, y me costaba incluso pronunciar Reykjavik.

Hace unos años me encontré de nuevo con Islandia, esta vez en una revista que reseñaba el ascenso de este país como destino turístico.

Me llamó la atención que mencionaban que, siglos atrás, cuando nombraron la isla así, fue con la intención de desalentar a los viajeros a que fueran allá, y en vez de promover el territorio que los conquistadores denominaron Groenlandia (Greenland), con la promesa implícita de que ahí encontrarían tierras llenas de vida y vegetación, cuando lo opuesto era lo correcto. Al leer de sus volcanes, cascadas y la posibilidad de ver la Aurora Borealis, quedé enganchada. Me dije que algún día iba a ir.

Gira por Islandia, un destino fascinante en ascenso

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Ese día llegó hace unas semanas. Y debo decir que, en efecto, es un destino fascinante, pero no muy remoto. A solo cinco horas de Nueva York, es un vuelo más corto que la mayoría de las ciudades en Europa. Dependiendo de la época del año, aerolíneas como Wow e Icelandair salen también desde puntos más cercanos como Miami.

Irónicamente, publicidad negativa es lo que en la actualidad puso a Islandia en el mapa. Hasta hace unos años era un país del que casi nadie había escuchado, y al que pocos podían señalar en un globo terráqueo. Pero en el año 2010 el volcán Eyjafjallajökull, uno de tantos en este país altamente volcánico, erupcionó, lanzando al aire una densa nube de cenizas que obligó a cancelar miles de vuelos transcontinentales, una pesadilla para la aviación.

Ese suceso despertó la curiosidad de los viajeros por Islandia y hoy en día el turismo es una importante fuente de ingreso.

El nombre del volcán, casi imposible de pronunciar para los no nativos, es en islandés, el lenguaje oficial, que a mi parecer tiene una proporción mucho mayor de consonantes que de vocales. No obstante, todos hablan inglés, aunque el acento marcado dificulta que en ocasiones se entienda.

Gira por Islandia, un destino fascinante en ascenso

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A pesar de ser un país europeo -de hecho Reykjavik es la capital europea de mayor latitud-, Islandia reposa entre las placas tectónicas de América y Europa. No ha acogido el euro y su moneda nacional es la corona islandesa.

En todo el país habitan poco más de 330 mil personas, la mayoría de las cuales se concentran en la capital, una ciudad encantadora, con sus edificios de techos en vibrantes colores.

Así como algunos economistas se guían por el Índice Big Mac, yo implementé algo así como el “Fish and Chips Index”. Ni el pasaje ni la estadía (en el Canopy Hilton, un hotel muy lindo en el centro y que recomiendo plenamente), ni las giras turísticas me parecieron fuera de lo esperado, pero lo que en mi opinión es casi prohibitivo es el costo diario en factores como comida. Una orden de Fish & Chips, un plato bastante común, oscila entre $20 y $24 en cualquier establecimiento. Un batido de vainilla costó $10. A pesar de eso, es un viaje que vale la pena.

Gira por Islandia, un destino fascinante en ascenso

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Islandia recibe visitantes los 12 meses del año. En el verano el sol brilla incluso de noche; en el invierno el astro solo se asoma un par de horas al día. Gracias a la corriente del golfo, goza de un clima templado con relación a sus coordenadas, lo que permite un entorno habitable. No obstante, eso del frío es relativo. En octubre el clima oscilaba en los 30 grados F, y aunque veía a las personas tranquilas con solo una chaqueta gruesa, para mí ni las botas ni los termales eran suficientes para aislar el frío. En diciembre la temperatura desciende mucho más y además nieva. Pero para los menos friolentos, deben saber que se consiguen excelentes tarifas en estos meses fríos. Un chiste común en Islandia es: “si no te gusta el clima, espera 10 minutos”. No porque te acostumbres, sino por lo cambiante que es. Puede llover, salir el sol y llover de nuevo con más celeridad incluso que en Panamá.

Gira por Islandia, un destino fascinante en ascenso

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Algunos datos interesantes de Islandia: Salvo casos contados, no hay aire acondicionado -se usan las ventanas abiertas. El agua caliente que corre por las plumas y griferías proviene directo de pozos termales. El país no tiene ejército y las armas son casi inexistentes, al igual que la criminalidad.

A mi regreso a Panamá, me tomó varios días recargar energías. El viaje no se sintió como unas vacaciones, sino como un trajín maravilloso por descubrir paisajes, explorar glaciares y perseguir luces polares. Había mucho por ver, demasiado que hacer, y los días se quedaron cortos. Aunque lo taché de mi bucket list, no descarto regresar otro día, tal vez en el verano.

LangjökullEn las entrañas de un glaciar Este es el segundo glaciar más grande de Islandia, y la base queda a dos horas en bus de Reykjavik. Pero durante todo el recorrido uno puede admirar hermosos paisajes. Luego hay que tomar un camión modificado, que deja a los pasajeros en la entrada del glaciar. Cuando llegamos nevaba profusamente, pero una vez nos fuimos adentrando en los túneles, todos hechos por el hombre, se sentía como si el mundo externo hubiera dejado de existir. El recorrido por los helados laberintos fue casi mágico. Esta gira no está abierta todo el año; durante el invierno no está disponible.

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Gira Game of Thrones Esta gira, que muestra varios escenarios de la temporada 4, es obligatoria para los fanáticos de la serie de HBO. La cascada de Þórufoss, donde una cabra fue atacada por uno de los dragones de Daenerys; el cañón Almannagjá en Thingvellir, en que se filmaron escenas que muestran la puerta del Eyrie; y el valle de Thjorsárdalur, donde una aldea fue masacrada por los Wildling, son algunos puntos de interés. Incluso protagonistas secundarios, como los caballos de Westeros, son parte del recorrido. No hay que ser un aficionado de la popular serie para disfrutar de este tour. La majestuosidad de los paisajes y las incontables cascadas pueden ser apreciadas por todos.

La Aurora BorealisLuces que bailan Este espectáculo de la naturaleza solo se puede apreciar entre septiembre y marzo, en zonas polares como Islandia. Aun así, hay que tener un poquito de suerte. Condiciones climatológicas, como un cielo nublado, pueden impedir que se vea. En nuestro caso, la primera gira fue infructuosa, pero muchas agencias permiten reprogramar sin costo adicional. En el segundo intento, dos noches después, pudimos maravillarnos ante este fenómeno que ocurre cuando partículas solares cargadas chocan con la magnetósfera de la Tierra. Para poder apreciar bien la luminiscencia, se recomienda ir a zonas apartadas. Pero qué les parece que Islandia nos dio un regalo de despedida, y la última noche pudimos apreciarlas desde la ventana de nuestro hotel.

Gira por Islandia, un destino fascinante en ascenso

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