Todavía, y a pesar de la infinidad de estudios que se hacen en diversos lugares del mundo, hay muchas zonas difusas relativas a cómo sienten los perros.

El hecho de ser la especie humana el punto de referencia comparativo para comprenderlos hace todavía más difícil la tarea. Tal vez los perros tengan otro tipo de herramientas sensibles que no conozcamos aún cómo funcionan, ni se asemejen a las nuestras, lo que no quiere decir que sean menos importantes ni profundas.

Según mi punto de vista, nuestros compañeros caninos tienen mucho en común con nosotros. Aunque el tipo de motivaciones y procesos psicológicos sean distintos, el resultado final nos conduce a los mismos estados anímicos, y entre ellos, la depresión. Los perros no se deprimen por un amor que los dejó o un sueño que no pudieron cumplir, pero sí lo hacen por pérdida de seres, cambios de lugares físicos, soledad, desatención y otros. En definitiva, toda variación en las estructuras que tanto ellos necesitan pueden provocar estados de tristeza y depresión.

Además, al igual que sucede con las personas, pueden presentar estados de ánimo alterados provocados por desequilibrios químicos, sin que haya habido algún detonante de los mencionados anteriormente.

El estado de tristeza y depresión en los perros suele ser más corto que en las personas, aunque en ocasiones podrían extenderse.

Ningún perro está exento de una depresión, independientemente de su raza o mestizaje, pero los más apegados o dependientes de su gente suelen ser más proclives a padecerla. Los animales habituados a trabajar, que por circunstancias fueron alejados de sus funciones, también son propensos a sufrir decaimiento de no contar con otras motivaciones que los mantengan activos y ocupados mental y físicamente.

CÓMO RECONOCERLAsíntomas

Si conocemos a nuestro perro y estamos pendientes de él, es muy fácil identificar una depresión.

Al igual que en los humanos, el desgano, decaimiento, exceso de sueño, falta de apetito, irritabilidad e incluso ansiedad, pueden ser síntomas de depresión.

En primera instancia, debemos consultar con el profesional veterinario para descartar cualquier dolencia física que pueda ocasionar el problema. Si todo está en orden, será labor de nosotros encontrar la forma de generar situaciones que sean lo suficientemente motivadoras para sacarlo de ese estado y activar sus ganas. ¡Cada individuo es diferente! Para algunos será llevarlos al parque a jugar pelota, para otros un paseo en carro. Habrá quienes prefieran encontrarse con sus congéneres para olfatearse y brincar, mientras que otros estar más tiempo con su gente le será la mejor medicina.

Si nada le resulta, no dude en llamar a un profesional en conducta canina para poder estudiar la posible causa de la depresión. Tal vez hace unos años hablar de este tema hubiera sido motivo de risa, pero actualmente la psicología canina es tomada muy en cuenta, ya que sabemos que los perros sufren diversas afecciones en esta área que repercuten en su calidad de vida.

MEDICACIÓN ANTIDEPRESIVA

Seguramente muchos saben acerca de los llamados psicotrópicos. Son sustancias que actúan sobre el sistema nervioso e influyen sobre el ánimo y el comportamiento. Los hay de todos los tipos y hasta naturales. Más de una vez escuché a personas con la intención de darle a sus animales tal o cual remedio para resolver problemas de conducta y depresión. Nunca automedique a su perro y menos sin saber específicamente el tipo de trastorno y qué sustancia y dosis es la recomendada. En este, al igual que en otros casos, recuerde que su perro merece una atención idónea para que el remedio no sea peor que la enfermedad.