Como pudo,  cruzó la acera y llegó hasta  la entrada de un centro de atención médica para humanos, donde fue avistado. Al verlo  herido alguien se condolió de él. El pequeño  de seis meses de edad fue dejado al cuidado de esta pareja, que pretendía dar el apoyo solidario en la fase de recuperación. “Teníamos que limpiarle  la herida dos veces al día para que sanara y evitar que le amputaran la patita” cuenta Larrissa Yllada, su adoptadora. Le sorprendió que el animal no se quejara del doloroso tratamiento.

Chicho, el besucón

Chicho, el besucón

Chicho mostró un comportamiento maduro desde que llegó a los Yllada, avisaba cuando quería ir a hacer  pipí, siempre abajo del apartamento. Juega en el Parque Omar con otros perros y es parte de la sesión de ejercicios de Larissa, en el apacible campo verde que alguna vez fue para partidos de golf.