
Desde temprano, los tableños empezaron a disponer sillas y bancos en torno a la ruta del desfile de las Mil Polleras.
El olor a comida salía de las fondas. Sombreros pintaos colgaban para la venta. Las tarimas y palcos estaban puestos desde el día anterior.
A las 4:00 p.m. se oyeron los cohetes anunciando el desfile. Delegaciones de instituciones públicas y privadas marcharon al ritmo del tambor y la saloma. Sin importar el calor y el sol que no menguó hasta pasadas las 5:30 p.m. A la belleza de las empolleradas se sumaba su sonrisa. Un regalo para las cámaras y los miles de espectadores.