[vc_row][vc_column][vc_column_text]Todos hemos recibido el famoso meme de qué significan realmente algunas frases que dicen las damas: – Quizá: es NO. – Sí: es NO. – Yo te aviso: no te va avisar; siéntate a esperar. – OK, está bien: no está nada bien. – Haz lo que quieras: NO lo hagas. – No te preocupes: ¡preocúpate! – No tengo nada: preocúpate más.

Pero dejando el humor de lado, les paso una regla que pueden seguir mis amigos los caballeros: generalmente lo que dice una chica NO es lo que quiere decir. Guíense por los gestos, muecas y tonos. Eviten tener discusiones por chat; es mortal para entenderse.

Es muy fácil para los hombres echarle toda la culpa a ellas de los problemas de comunicación. Ellas rara vez te dicen lo que en verdad están pensando y tú no les agarras las indirectas (amigas, háganse la vida fácil: NO usen indirectas ni ironías). Pero para ser sinceros, nosotros tampoco hacemos el mínimo esfuerzo. Es mucho más fácil hacerse el desentendido -“¿de qué hablará esta mujer?”; – que recibir el mensaje y tener que hacer algo al respecto.

Se han puesto a analizar, ¿por qué cuando una pareja está recién conociéndose parece entenderse de maravilla? Todo lo que sale de la boca del tipo resulta chistosísimo; ella es una dulzura, nunca se queja… ¡lo que hace el amor! ¿No será que el tipo dice lo que sea con tal de agradarle, o quizá al principio ella es más complaciente y no busca nada a cambio, pero después se cansa de ser la única sacrificada?

El meollo del asunto es que nuestros cerebros fueron ensamblados de forma distinta. En la mayoría de los casos, el hombre es simple, práctico y directo. Si quieres saber qué piensa, pregúntaselo sin dar muchas vueltas. Si algo te molesta, díselo (de una manera motivadora, que no suene a regaño ni que le ofenda el ego. ¡Cuidado con el ego!); no esperes a explotar. Tampoco esperes que le nazca nada, pues lo último que le nació al hombre fue un grano en la secundaria. Si quieres algo, pídeselo, sin exigirlo. Dile lo que necesitas; no es nada romántico, pero funciona.

Lo triste de todo es que ambos sexos sabemos perfectamente cómo hablarle al otro, pero simplemente no podemos procesarlo. No logramos entenderlo por más que lo intentemos, y por lo tanto no lo hacemos. Egoísmo, orgullo, ¿quién sabrá la razón?, pero no lo hacemos. Para lograr eso que los psicólogos llaman “mejorar la comunicación” hay que tomar un curso intensivo de humildad y entendimiento, algo más difícil que resolver la crisis de tranque vehicular.

Yo siempre he dicho: hombre que dice entender a las mujeres está mintiendo. A las mujeres no hay que entenderlas, hay que quererlas y aceptarlas. Muchas veces nos sacan de nuestras casillas, pero no podemos vivir sin ellas. La paradoja de la vida: no nos entendemos, a veces nos odiamos, nos insultamos, pero es lo que más buscamos, lo que más anhelamos, y sin lo cual nos sentimos incompletos. Y como siempre, el Señor allá arriba atacado de la risa con sus travesuras.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”46000″ img_size=”full” alignment=”center”][/vc_column][/vc_row]