[vc_row][vc_column][vc_single_image image=”45116″ img_size=”full”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Einstein publicó su gran teoría de la relatividad 13 años después de haberse casado. Es bien sabido que el genio era bastante distraído, pero no es casualidad que sus relaciones con las féminas hayan sido determinantes en su entendimiento de la variabilidad del tiempo.

Si quieren comprender perfectamente este concepto solo tienen que recordar la última visita que ustedes hayan hecho en pareja (aunque sea con un amig@) a cualquier tienda, especialmente si es un almacén por departamento.

El tipo entra a la tienda, agarra tres jeans, dos camisas y cualquier suéter. Después de aproximadamente 10 minutos el tiempo se detiene: cada segundo parece una eternidad y no sabe cómo hacer para disimular sus ansias de escapar.

Por otro lado, tienes a la chica. Ella siente que el tiempo vuela; hay tanto para chequear, mucho que probarse, puede pasar una hora solo viendo tops. Que ni pase por la zapatería; eso es como el hoyo negro. Estuvo dos horas ahí, y si le dices algo, contesta: “¿Seeeerio? ¡Si apenas entré!”.

A mitad del asunto (según ella) siente que se olvida de algo, así como la mamá de Macaulay Culkin en Home Alone. “¡Ups!, verdad que yo vine con Julio, pobrecito, ¿dónde estará?”.

Después de dar tres vueltas encuentra al pobre tipo, sentado en el único banquito de toda la tienda -ese que ponen en el área de calzados para probarse zapatos- con una doña como de 300 libras a un lado y los cinco niños del infierno al otro. ¿Saben lo que la chica le pregunta? “¿Cómo estás? ¿Aguantas un ratito más?”. ¡Plop!

No es que ella quiera torturarlo, es que en verdad no existe tiempo suficiente para una mujer en su shopping trip. Amigos, lo más sano es darle su espacio y dejarlas disfrutar de la experiencia de compras con su prima o mejor amiga, y así evitar catástrofes.

Otro ejemplo clásico es la hora de arreglarse antes de la salidita. Por más metrosexual que sea el tipo, una hora le basta para estar listo, uñas cortas, peinadito y hasta la barba acomodada. Mientras tanto, nuestras amadas, en una hora no han terminado ¡ni con las pestañas! Podrían poner cinco relojes en el baño y alarmas tipo bocinas de diablo rojo, pero no ayudaría. Ellas deben verse perfectas, como una reina, y a las reinas se les espera. Por lo menos debe probarse 10 vestidos diferentes (para el parejo TODOS se le ven increíbles, pero no logra convencerla).

Para que no pensemos que estamos empezando a entendernos, la mañana es totalmente al revés. El hombre entra al baño con el periódico (o la tableta) y desapareció el mundo. La jefa de la casa, la reina del multitasking, hizo ejercicios, preparó desayuno, despertó a los niños, los vistió y montó en el bus, hasta paseó a Rocky, y adivinen dónde está el tipo: ¡aún en el trono!

No sé cómo habrá sido para Einstein, pero en mi caso, cuando encuentro una mujer impactante, el tiempo se detiene.

Para nosotros los hombres es más fácil entender la teoría de la relatividad que la mente femenina, pero es MUY divertido intentarlo.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]