Había una vez álbumes que no usaban figuritas autoadhesivas. Tenías que pegarlas con goma. Yo lo hice. Recuerdo de esta manera haber llenado mi álbum Muñecas. Corrijo: intenté llenar, porque siempre dejé los álbumes a medio palo, pero cómo me divertía en el intento. Hoy llenar el álbum de figuritas de Panini del Mundial es una misión que la gente se toma a pecho.

Hace unos sábados fui al centro comercial El Dorado. Me topé con una larga fila. No era la Jumbo Feria ni la feria Crisol de Razas, ni estaban regalando nada. Eran personas aguardando para intercambiar figuritas del álbum en un quiosco autorizado. ¡Había como 100! El papá con su hijo de 10 años, la mamá con sus niñas, universitarios, abuelas y jubilados.  El paquete de figuritas cuesta 50 centavos y trae 5; muchos padres compran a sus hijos la caja que cuesta 50 dólares. Tengo que aceptar que los niños de mi época no estábamos en nada.  Jamás se me habría ocurrido decirle a mi mamá que necesitaba 25 dólares para comprar una caja de figuritas. Ni caso me habría hecho.

Pero con la caja no alcanza porque trae 500 figuritas, entre las cuales hay repetidas, y el álbum tiene 640. Dos matemáticos de la Universidad de Ginebra,  Sylvain Sardy e Yvan Velenik, calcularon que se necesitaría comprar 931 sobres.

Hay figuritas que son un lío de hallar. Leí que el jugador tico Joel Campbell escribió en su cuenta de Twitter “100 sobres y no me encontré #BadLuckCampbell”, añadió una foto de él con los paquetes abiertos. Los de Panini le escribieron asegurándole que la suya estaba y que se la podían mandar. Por estos días no solo los niños intercambian figuritas en el recreo, también lo hacen los padres en sus oficinas. ¡Qué no se enteren los de Panini! Una señora que estuvo dos horas en El Dorado me dijo que en la fila no se pueden hacer intercambios.

El sábado pasado en la mañana volví a pasar por ese lugar. Había 23 personas esperando a que abriera el centro de canje, revisaban sus listas y contaban sus figuritas; les pregunté a dos  en la fila a qué hora abría el quiosco y no sabían. Paciencia admirable.

Pero a unos pasos, cerca de la parada de bus, había al menos cinco vendedores informales ofreciendo figuritas “¡desde 15 centavos!” gritaba uno. Ellos  sí empezaron temprano. Y tenían varios clientes.

Hace dos meses me encontré con un amigo que todos los mundiales ha llenado el álbum y me confirmó que ya tenía el suyo lleno. Cuando le pregunté ¿cómo? ¿tan pronto?, me mostró en su computadora un archivo en pdf del álbum completo. Me miró con picardía al decir: “y me salió gratis”. Hasta dónde hemos llegado, que alguien llena el álbum, lo digitaliza y lo comparte por internet. Y yo que pegaba figuritas con goma.