¿Quieren escuchar algo cómico? ¿Hilarante? A mí no me dio risa porque fue mi hijo el de la gracia, pero si hubiera sido uno ajeno estuviera retorcida en el piso a carcajadas.

Así que estoy en una reunión y de pronto me sale un globito en el celular indicando que tengo un correo nuevo. Les tengo alergia a esas notificaciones. No importa la aplicación que sea, cuando sale uno de esos globitos, tengo que abrirlo aunque sea un segundo, y no lea nada, con tal de que desaparezca.

Veo que el correo viene de la escuela de mis hijos y en asunto dice DISCIPLINA. Tuerzo los ojos porque no existe una semana, UNA, en que no reciba al menos un correo de la escuela. Los correos de la escuela que vienen dirigidos a mi persona nunca, repito NUNCA, son buenos. Recibo otros con mensajes varios, pero son genéricos, así que no cuentan.

Como les dije, estaba en una reunión, así que solo le di una miradita por encima y me saltaron a la vista las palabras “acudido”, “ausencia”, “injustificadas”, “retención”. Bueno, qué se va a hacer. Solo respirar hondo y esperar llegar a la casa.

Más tarde, cuando salí de la oficina y manejaba de regreso a mi casa, estaba preparando en mi cabeza el sermón que le daría a mi hijo y pensaba qué castigo ponerle. Cuando llegué y abrí la puerta exclamé a todo pulmón: “¡Cosa 1, ven a mi cuarto pero YAAA!”.

Viene y lo interrogo: “¿Qué es eso de que te fugaste de tu clase hoy?”. ¿Y saben qué me contesta? “Mira mami, cálmate [o sea, él me manda a calmarme a MÍ]. Eso no fue así. El profesor llegó al salón y yo estaba haciendo relajo, así que me dijo “Cosa 1, si no vas a portarte bien, me haces el favor y te retiras de mi clase”. Bueno, así que me fui”.

Plop.Plop. Y ultra plop.

La historia continúa. Cosa 1 ve cómo tengo los ojos pelados del tamaño de una sartén y que las palabras quedaron atoradas en mi garganta, porque, en serio, ¿escuché bien lo que me dijo? Así que continúa: “¿¿Qué?? ¡Eso no es fugarse! El profesor sabía perfectamente bien dónde yo estaba”, culmina con voz de triunfo.

Lo que siguió no fue bonito. Mi voz en modo metralleta, disparando todo tipo de increpaciones. “¿Pero qué es lo que te pasa a ti? ¿Cómo se te ocurre? ¡Te voy a reventar! ¡Estás castigado hasta el 2019!”, etc.

Y cuando hice una pausa para coger aire, él siguió con su cara recta, como si fuera lo más lógico, simple y llano del universo. “Digo mami, el profesor me dijo que si no me iba a portar bien que me fuera y yo fui sincero. ¿Qué querías que hiciera?”. Le dije que contestar: “Disculpe profesor, me voy a portar bien”, y pegar sus sentaderas en la silla y quedarse callado. ¡Pero supongo que eso era demasiado pedir!

De más está decir que Cosa 1 está castigado.